'Raúlman' sigue con hambre

'Raúlman' sigue con hambre

Si yo fuera el padre de Raúl (magnífico tipo, doy fe), estaría muy orgulloso de tener un hijo así. Para el 7 lo sencillo habría sido cumplir el año que le quedaba de contrato, jugar el último minuto en la final de Wembley para recoger la Décima (estilo Materazzi) y preparar el cursillo de entrenador para ser en cuatro años el relevo de Mourinho en el banquillo de ese Bernabéu que le adora. Pero Raúl es insaciable. Si llega a ser alpinista, ya llevaría en su mochila diez ochomiles más que Edurne Pasaban...

Sólo Raúl podía dar este giro final en su carrera. Nada de retiros dorados en Estados Unidos o equipos menores de la Premier, nada de atléticos celayas ni dubais. Raúl se va al frío invierno de la Bundesliga y a la cuenca minera de Gelsenkirchen para batir el récord histórico de goles europeos de Gerd Torpedo Müller y, si se tercia, echar una mano a su Madrid metiendo un golito en Old Trafford, San Siro o el Camp Nou (¡ay!) para ayudar a su equipo del alma a recuperar su trono en la Champions. Raúl, eres inmortal.