Hay un piragüismo para todos

Hay un piragüismo para todos

Deportes hay 60. Algunos los practicamos más que vemos. Son los casos del esquí, la caza, la pesca, la vela o el ajedrez. En otros podemos ser tanto espectadores como practicantes: el fútbol, el ciclismo, el baloncesto, el atletismo (carreras de fondo), el tenis, el golf o la natación. Y hay un tercer grupo de deportes en el que nos limitamos a ser espectadores, porque consideramos que su práctica no está a nuestro alcance por múltiples razones. Éstos pueden ser el boxeo, el automovilismo, el motociclismo... o el piragüismo. Montar en piragua nos puede parecer algo dificilísimo, peligroso y fuera de lugar. Ni nos vamos a poner a competir a estas alturas y, sobre todo, porque de divertido no tiene nada. Pues nos equivocamos.

Hay un piragüismo de competición, en efecto, que entraña gran dificultad. Pero no todo el mundo que juega al fútbol lo hace en el Bernabéu. Al fútbol se puede jugar en muchos otros sitios y sin competir. Pues en el piragüismo sucede lo mismo. Hay un piragüismo de entretenimiento, mal llamado de aventura porque esta palabra puede asustar, que se practica en kayac. Remar no entraña dificultad, tampoco hay peligro porque no vuelca y, a cambio, se alcanzan lugares que han quedado aislados por la subida de las aguas, como es el caso de las hoces del Duratón, o se descienden ríos por parajes que de otra manera no se pueden conocer. ¿Entretenimiento, aventura, turismo activo? Da igual. El caso es que hemos ganado uno de los 60 deportes: el piragüismo.