'Gusanos milagrosos' como el oro
Acostumbrados como estamos a un entorno planificado y regulado, la geografía de China, casi veinte veces España, se nos muestra saturada de aventura. Una geografía indomable se opone a las personas que viven o se adentran en ella: desiertos, ríos, montañas, planicies a casi 5.000 m. de altitud, condicionan la vida. Por si fuera poco, terremotos, aludes, riadas o inundaciones destruyen casas y campos de cultivos, arrastrando en su camino cuanto se encuentran a su paso, condicionando de forma perpetua a nativos y visitantes. Y, por último, pero no menos importante, los humanos interfieren en los procesos naturales, a veces de forma desastrosa incluso para su seguridad pues rompen milenarios equilibrios naturales.
Tuve la ocasión de observar uno de estos procesos hace unos días en la zona oriental del Tíbet. Centenares de personas se afanaban en la búsqueda de un extraño ser que es un gusano en invierno y una planta en verano. El bicho, (en realidad es un hongo que se alimenta de la larva y la momifica) es muy apreciado en el herbolario chino. Los de mayor calidad y peso alcanzan precios superiores a los del oro. Y si son ciertas todas sus cualidades a fe que lo vale. Según me cuentan, ayuda a combatir enfermedades coronarias, pulmonares y renales. Pero lo que convierte a este extraño ser en un tesoro es su capacidad para "animar" a quien lo toma en el más amplio y entretenido sentido de la palabra. Vamos, que es una pastilla de viagra a la china con forma de gusano que se pulveriza y se bebe en infusión.
Hasta aquí lo que me contaron y yo mismo pude observar en el duro regateo por uno de estos gusanos milagrosos cuyo poder vigorizante quizás más de un futbolista de Italia o Inglaterra hubiera necesitado durante el Mundial. El problema reside no en el descubrimiento de esta planta, que ya figuraba desde antaño en la medicina tradicional china, sino en la demanda que se ha disparado últimamente con el aumento de nivel de vida en China. La población china se enriquece y se encapricha hasta la expoliación de un producto muy raro que sólo crece en altitudes superiores a los 3.000 metros y en ciertas zonas del Tíbet. Ecología y conservación nuevamente se enfrentan a la codicia humana y su sueño de alcanzar la eterna juventud, al menos horizontal. Esta es la cuestión.