La cena de los idiotas
Reconozcámoslo, todos pensábamos que el Uruguay-Ghana de cuartos de final era el partido de libranza, el pase pernocta de última hora, el respiro que los futboleros podíamos permitirnos sin remordimientos durante la panzada mundialista. Hoy le damos una alegría a la parienta Y más aún tras el shock de la debacle brasileña. Esta eliminatoria se nos presentaba como 'La cena de los idiotas' en versión balompédica. Y nosotros, por supuesto, éramos los listos de la velada. Pero no habíamos estado atentos a los detalles de nuestros invitados a pasar inadvertidos. Tonto, tonto, mierda, mierda, que diría el poeta. Y estos panolis tenían la última palabra. Ghana, la única selección africana en liza, combinó su anarquía colorista de siempre con un portero saltimbanqui y unos cuantos peloteros sin presión por haber cumplido con su compromiso con el continente.
Uruguay, el conjunto más quijotesco del mundo por su rancio abolengo y por esos caballeros andantes que lucen en punta, tiene un seleccionador con la misma raya en el pelo que en los pantalones, que reconoció que haber alcanzado el G-8 ya era un logro. Nada que perder frente a prueba superada. Dos equipos pasándolo bomba en su estilo, con sus limitaciones, pero nadie nos había invitado a la fiesta. Por listos.