La Selección masculina inicia hoy el Mundial de baloncesto reservado a jugadores de 17 años. Un Mundial que se celebra en Hamburgo y donde tendremos como primeros rivales a Corea del Sur, Alemania, Canadá, Polonia y Australia. A continuación de este torneo vendrán más competiciones oficiales de las categorías inferiores, con sus títulos en juego, hasta finalizar con las selecciones absolutas cuando disputen sus respectivos Mundiales. La cosecha del año pasado fue impresionante: ocho medallas de diez posibles, una cifra no alcanzada jamás por ningún otro país. Ganar el 80% de las medallas que se ponen en juego es una barbaridad y su mérito nunca estará suficientemente reconocido.

Ganar ocho medallas de diez posibles es como ganar doscientas en unos campeonatos de atletismo o de natación, pues en ellos se ponen en juego 256 medallas. Y en el baloncesto el margen de error no existe al poder presentarse sólo un equipo, mientras que en los otros dos deportes se permite la inscripción de tres deportistas de un mismo país por prueba, y hasta cuatro si se tiene al campeón vigente. El porcentaje de éxito del baloncesto español es difícil de encontrar, por tanto, en ningún otro deporte. Y no es que de repente nos hayamos vuelto más altos que nadie. Simplemente, hay un enorme y eficaz trabajo detrás. La Federación Española cuida mucho la base y ahí están los resultados. Por algo fue Premio AS el año pasado.