Llegó la hora de Del Bosque
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Adiferencia de otros, Vicente Del Bosque ve, escucha y lee todo. La última semana ha sido dura. La derrota ante Suiza generó dudas, más fuera de nuestras fronteras. El enemigo no está en casa, por mucho que lo hayan querido ver en Luis. Aragonés dijo lo que pensamos todos, que la Selección generó dudas con su juego en los dos primeros partidos y que el problema viene de atrás, cuando nos colgaron la etiqueta de favoritos para este Mundial en Sudáfrica, avalado por la consecución de la Eurocopa en Austria. Otra cosa es la incendiaria opinión de Toshack, tan desafortunada como oportunista. Pero temo que ante tal avalancha de comentarios, el míster ha decidido agazaparse y hacer como que no escucha. Le fastidia que piensen que tiene que defenderse de algo y por eso ha espaciado sus intervenciones. Bueno, más que espaciarlas, seleccionarlas.
El temor está en que sus planes iniciales cambien. Por ahora ha basado toda su fortaleza en defender a la pareja formada por Xabi Alonso y Busquets en el centro del campo. Le salió bien ante Honduras, pero ese debate sigue abierto. Como lo está el de jugar al escondite con la lesión de Iniesta o dudar en exceso a la hora de decidirse por uno o dos delanteros (Torres y/o Villa). Se entendería cierto cambio de rumbo si los rivales fueran Brasil o Argentina pero, la verdad, los de nuestro grupo no son para que tengamos que adaptarnos a lo que ellos ofrecen sobre el campo. Del Bosque se ha ganado la buena prensa que tiene por ser cercano, sencillo e ir siempre de frente en todas las cuestiones que se le plantean. Si eso queda aparcado en el Mundial, desaparecerá también la confianza que tenemos en él. Hoy es el día de ser fiel a sí mismo.




