Es la hora de Cesc Fábregas
Primera herejía. Ya que estamos en medio de la celebración más solemne de la religión más grande del mundo contemporáneo, aprovechemos estas líneas para lanzar un par de herejías. Andrés Iniesta, venerado por toda España, fue descrito por un entrenador de Primera División hace unos meses como el mejor jugador del mundo. Pero, ¿es que nadie se ha fijado? No tiene gol y la temporada pasada no hizo nada debido a las recurrentes lesiones que padeció.
Cambio. Iniesta tuvo el balón mucho contra Suiza, pero penetración, cero. Es decir, encarnó las virtudes y los males del equipo. ¿No sería mejor poner en su lugar en el once inicial a Torres? Y si eso no es suficiente hoy contra Honduras, ¿jugar el segundo tiempo con tres defensas y poner arriba al delantero más peligroso contra Suiza, Piqué?...
Otra herejía. Y ya que hay que ganar, ¿porqué no quitar a Busquets? Por cierto, gran favor que le hace el Barça al madridismo poniendo en venta a Touré, decisivo el año de los seis trofeos, víctima el curso pasado del canteranismo catalanista (aquí viene la otra herejía) de Guardiola. Mourinho, ¡fíchale!
Goles. ¿Y quién poner por Busquets? Pues a Cesc, medio que marcó cuatro veces más que Busquets, Iniesta y Xavi juntos la temporada pasada. España contra Suiza tuvo mucha posesión pero verticalidad, mínima. Cesc busca siempre la portería. Tiene que jugar.