El debut se digirió con conformismo
Preocupados, pero sin dramatismo. El debut luso en el Mundial fue visto por los portugueses con el conformismo que les caracteriza. Saben que su equipo arriesgó poco, pero también que tenían como rival a una selección que no quería exponerse, puesto que nadie estaba dispuesto a perder un punto en el arranque del campeonato. Pocos minutos antes del partido, las calles empezaron a vaciarse y en los cafés y las plazas se fue amontonando la gente. Se han colocado pantallas gigantes por todo el país y se respiraba un ambiente futbolero. Eso sí, sin punto de comparación con lo vivido, en el 2004, durante la Eurocopa de Portugal. Ya no queda nada de la marea de banderas con la que Scolari contagió a todos los portugueses.
Cristiano Ronaldo fue quien más elogios se llevó tras el partido y si hubiese convertido en gol el lanzamiento al poste estaríamos hablando ahora del héroe del choque. Las dificultades para crear peligro fueron algo evidente y Costa de Marfil se acercó más a la portería rival, aunque sin asustar demasiado a Eduardo. No obstante, hubo también voces bastantes críticas con la actuación lusa. Algunos portugueses calificaron incluso de vergonzosa esta primera exhibición que, sin duda, no dejó contento a nadie. Faltó audacia a un equipo que, si bien no es uno de los favoritos para alzarse con el título, sí lo es para ganarse un lugar en los octavos de final. Ahora aún no es momento de dramatismo porque sigue todo abierto, pero sí de preocupación. Existen grandes individualidades en esta selección y seguimos sin ver un encuentro en el que el juego de todo el conjunto sea digno de admiración. El potencial existe, está escondido y para ganar hace falta darlo a conocer.