Va siendo hora de que el Real Madrid le devuelva al Atlético alguno de los innumerables favores que le hemos regalado en la última década. Siempre sale con los seis puntos de la doble confrontación y luego le quitamos como mínimo otros tres al Barcelona. Mejor imposible. También le ponemos en la pista de sus galácticos como sucedió en el caso de Robinho. Conocidas son las simpatías colchoneras que siente Florentino debido a la sintonía que tiene con Cerezo y Gil Marín y, por lo tanto, no tengo dudas que va a acelerar el fichaje de Di María, incluirá a Garay en la operación y de esta manera podremos tener a Luisao, que es el central que ha pedido Quique, ya que le conoce a la perfección de sus tiempos cuando era el jefe del banquillo del Benfica.

Lo que sí tiene claro el Atlético es que este año tiene que cambiar la defensa que fue la penitencia del año pasado. De Gea y Domínguez tienen el puesto confirmado, pero luego se quiere hasta dos laterales y un central. Los regalos se han acabado y se busca ganar la seriedad que desde hace años no tienen los rojiblancos. Pablo es el primero que ha salido y le puede acompañar más gente. El problema es que el mercado está cotizando a la baja. Si el equipo consigue que Kun, Forlán y Reyes sigan en la entidad, más el acompañamiento de los canteranos, mantener a Tiago y la llegada de Fran Mérida, habrá poca actividad en las oficinas del Vicente Calderón, pues el entrenador se encuentra satisfecho, aunque si llega Pedro León soñaría hasta con títulos.