Si Fernando Sanz cierra la operación de venta del Málaga sentará un precedente en el fútbol español. Muchos equipos han llamado a la puerta de los petrodólares y los resultados han sido nulos. La tarea del presidente es digna de que le hagan un monumento en La Rosaleda. Se encontró una entidad agobiada por las deudas y la ha sabido consolidar en Primera, contando con pocas ayudas. A Fernando nunca le han asustado los retos y su ilusión es que el club de sus amores se garantice la viabilidad económica.

Pienso que el fútbol no debería dejar a Fernando. Sabe como pocos lo que es este mundo y en su labor de directivo de Villar y de la Liga siempre lucha por encontrar lo mejor para el colectivo. Es uno de los que más ha denunciado el trato de favor que tienen Real Madrid y Barcelona en los contratos de televisión. Se encuentra desgastado y necesita unas vacaciones, pero en el fondo de su corazón tiene un sueño que le persigue, esa Ciudad Deportiva y seguir con la labor que se está realizando en la cantera malacitana, que es una de las mejores que hay en España. La única verdad es que el jeque ha tenido que llegar, ya que las fuerzas vivas de la ciudad no han apoyado un proyecto tan interesante como es el actual Málaga.