Las órdenes de equipo son una lacra

Entiendo que la Fórmula 1 es un deporte de equipo. Asumo que es mucho lo que está en juego como para andarse con tonterías. E incluso puedo aceptar que se establezcan estrategias en determinadas circunstancias. Lo que no comparto es que las órdenes se apliquen de forma indiscriminada, en cualquier fase del campeonato y en detrimento del espectáculo. No discuto que tantos intereses puedan estar por encima de esta visión romántica del asunto, pero eso no significa que, personalmente, me tenga que gustar. Por ejemplo, lo que pasó ayer con Red Bull y McLaren en Turquía.

Hablamos del séptimo gran premio del año, cuando todavía los pilotos de cabeza conservan intactas sus opciones al título. Y en ese contexto, no me parece justo, ni para ellos ni para nosotros, que se limiten las ambiciones de Button y Webber, que sus jefes les pidan que cedan en la pugna con sus compañeros para evitar complicaciones. El australiano no pasó por el aro y ahora tiene un problema con Vettel y puede que con Red Bull; el británico fue más disciplinado y cedió ante Hamilton, dejándonos quizá sin unas vueltas finales emocionantes. Eso no es deporte, no es competición y en estos momentos resulta gratuito. Al menos a mí, como espectador, así me lo parece...