Tomar tus propias decisiones
Jordan tiene 13 años y Jessica 16. Y se han convertido en noticia por ser los más jóvenes en haber protagonizado dos retos de envergadura. El norteamericano Jordan Romero acaba de pisar la cima del Everest junto a su padre mientras que la australiana Jessica Watson terminó una vuelta al mundo en solitario a bordo de un velero de diez metros de eslora, tras pasar 210 días en el mar y recorrer más de 42.000 km. La polémica que se ha suscitado tiene que ver con el papel de los padres en ambos casos. En el caso concreto de Jordan ha ido ascendiendo de campo en campo por la vertiente norte de la montaña más alta del mundo -por el lado nepalí no podía pues las autoridades no conceden permisos a menores de 16 años- utilizando botellas de oxígeno y con un equipo de sherpas además de su propio padre.
Pero nada pudo protegerle de los muchos peligros: avalanchas, grietas, caídas de seracs o tormentas, las cuales bien hubieran podido atraparle en un campo de altura y quedarse sin oxígeno. No me parece nada descabellado pensar que más que una proeza lo que se estaba buscando, en ambos casos, es un mero récord con el que saltar a la fama. Dudo que un chaval de 13 años pueda buscar patrocinadores y organizar la comunicación de un evento así. 41 patrocinadores están detrás de Jessica y su web oficial acoge una tienda donde sus fans podrán adquirir todo tipo de productos. Creo que lo que les han permitido hacer a estos chicos es una equivocación porque la aventura requiere sobre todo una actitud mental. Doug Scott, el excepcional alpinista inglés, decía que un alpinista es aquel que posee la capacidad de tomar sus propias decisiones. Y esta cualidad es algo que se va adquiriendo con la experiencia. La madurez entrena tu cerebro como el ejercicio prepara tus músculos. Ambos son imprescindibles a la hora de gestionar los riesgos. Dejar en manos de otros, como por ejemplo los sherpas, la responsabilidad de tus actos es no sólo discutible sino una verdadera inconsciencia.