¡Dios! Marcó el dorsal 16
No sé si creerán en poderes sobrenaturales, no sé si los guiños del destino son reales o creaciones de la mente. No sé qué diablos es el pellizco que muchos sienten cuando alguien querido, a cientos de kilómetros de distancia, se despide para siempre. ¡Dios! Lo único que sé es que anoche le dio el título al Sevilla un zurdazo de diamantes, un golpe seco pegado con el alma (como aquel ante el Schalke que "nos cambió la vida"), un extremo izquierdo, un canterano con enorme proyección y pasión sevillista, un tipo simpático con el dorsal 16 a la espalda. ¡Dios! ¿Hay un perfil más parecido a Antoñito Puerta?
Capel miró al cielo, levantó las manos y lanzó un beso hacia el infinito. Deuda saldada. El Sevilla remató el ciclo de oro con el título que se esfumó en Mónaco ante el Milán entre lágrimas y recuerdos. El homenaje final de todos a Puerta se hizo con el corazón sevillista. Hasta siempre, amigo. Arranca la era Álvarez.