Se me hizo difícil contar ayer todas las sensaciones vividas en un minuto en Son Moix, un recinto en el que hemos vivido un montón de aventuras con el Mallorca más estable de la historia con trece temporadas consecutivas en Primera, y la próxima catorce. Apenas parecían importantes los goles de Víctor y Mario porque se celebraron con más intensidad los de Soriano y Ortiz en Almería que hicieron estallar las gradas del Ono Estadi, unas gradas repletas de banderas europeas en clara reivindicación por la licencia UEFA. Sin embargo, un gol del Sevilla en el minuto 93, acabó con todo; el bajón anímico en el campo y en la grada fue más que un bajón, un batacazo.

Podas las grandes sensaciones de la temporada se derrumbaron en un minuto. Ahora empieza la segunda parte. En la primera, un Mallorca deportivo ha marcado diferencias y en la segunda un Mallorca institucional puede secundar el drama de ese minuto fatal de Almería. ¿Subsistirá este club? ¿Lo comprará alguien? ¿Se salvará del concurso de acreedores? ¿De verdad jugará en Europa? Estas sensaciones no se resolverán en un minuto.