Alonso, el más astuto e inteligente
Por desgracia, ayer nos tocó volver a ver la otra cara de la F-1 después de tres carreras extraordinarias: la del tedio y el sopor. Montmeló no tuvo mucha historia, excepto por la fabulosa salida de Alguersuari y el inverosímil estruendo de los comentaristas de radio y televisión cuando Hamilton se accidentó, una algarabía semejante a la del gol de Torres en la final de la Eurocopa que me espabiló ipso facto. Pero no, no había ocurrido nada memorable, ni un gran adelantamiento, ni una maniobra genial de algún piloto. Tanto alborozo era debido a que un neumático del inglés había reventado.
Entiendo la importancia y la dimensión que ha tomado la F-1 en España y respeto el trabajo de todos aquéllos que viven este deporte con el máximo entusiasmo, pero me cuesta aceptar que se ignoren determinadas normas que son la esencia de ésta y todas las disciplinas aunque el protagonista se llame Lewis Hamilton, el fair play, y más incluso en una competición en la que algo tan insustancial como un pinchazo te puede costar la vida. Yo ayer vi la carrera con otra perspectiva, sí, aburridilla, porque la Fórmula 1 como el fútbol puede ser tediosa, con un Fernando Alonso muy astuto e inteligente (Button hizo lo mismo), que pescó más que nadie, sabedor de que ni Stefano Domenicali está a su nivel, ni los Ferrari al de los Red Bull. También vi al mejor Webber, a un Vettel muy valiente, a Alguersuari creciendo muy rápido y a un Hamilton espléndido al que su McLaren le empieza a traicionar más de lo debido.