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El Lleida, el Terrassa y Rubiales

Es un sábado de derbi. Ayer fue un viernes en el que el fútbol en directo se vio desde Montilivi. Hoy también juega el Nàstic en su campo recibiendo al Cartagena, dicho sea de paso, un club que ha pasado por las manos de aquel Oliver que todo lo quería. Renació de sus cenizas y está en el camino de entrar en Primera por derecho. Sirva esta introducción para acordarnos de la precariedad del fútbol catalán que hoy no saldrá por televisión, ni siquiera mañana, en la que la cita es para Sant Andreu de Gaspart ante el Espanyol B.

Es día para acordarse del Lleida y del Terrassa, que hace no muchos años se defendían orgullosos en Segunda A y ahora campan sus miserias económicas en el pozo sin fondo de la Segunda B. O de la Gramenet, con sus inolvidables gestas coperas, y que ha sido noticia esta semana por sus impagos a los jugadores. Señores alcaldes, concejales de deportes, inversores varios, no dejen que el fútbol de las matinales y de los campos de tierra artificial se muera. Los futbolistas parecen haberse subido al carro de Luis Rubiales, el jefe de su sindicato, para dar un golpe sobre la mesa. Únanse todo para que siga habiendo fútbol modesto. Del otro ya hay suficiente.