La única vez que el Madrid ganó en Almería ni siquiera había nacido Iker Casillas. Fue Cunningham, un tipo que le golpeaba a la pelota con una precisión artística, el que firmó el gol de la única victoria madridista en esta maravillosa tierra de tomates raf y cantantes de éxito (David Bisbal, Manolo Escobar). Un aviso a la población merengue: va a resultar muy difícil salir airosos de la cita de esta noche. Pero si la orquesta de Pellegrini no desafina como en el Clásico y regresa a la ruta de los doce triunfos seguidos, seguro que Lillo tendrá que entregar su didáctica cuchara y asumir la superioridad del legítimo aspirante al título liguero. No obstante, si el Almería se encuentra cómodo y el Madrid no construye autovías para que le lleguen balones a Cristiano e Higuaín, habrá que pensar ya en el futuro proyecto para desesperación de esa legión de madridistas de corazón que abarrotan todos los pueblos de Almería

Cristiano tendrá esta vez la complicidad de Guti, que unos días diseña pases para exhibir en El Louvre y otros se imagina en Bangkok paseando en moto bajo la lluvia. Es lo que hay y ahora mismo le necesitamos. Con moto o sin ella. Y Cristiano lo agradecerá. El crack ya vivió ante el Almería un partido de contrastes, mostrando esa rabia ganadora que lo convierte a veces en el principal enemigo de sí mismo. Pero también empezó así Juanito su andadura en el Madrid y ahora es una leyenda que resucita cada minuto 7 en el Bernabéu. Cristiano debe liderar las siete victorias que tienen hoy en Almería su primera parada