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Portugal se equivocó de plan y Canales cumplió un sueño

Siempre les pasa a los entrenadores. El lunes, en la resaca del último encuentro, tienen en mente un plan, que mascan y ensayan, y durante la semana les van temblando las piernas hasta cambiarlo por completo. El Racing debió jugar ayer, como trabajó en privado, con un trivote en el centro. Así se arropa mejor a los centrales (Moratón y Torrejón regresaron sin rodaje) y, sobre todo, para cerrar los pasillos que siempre explota el Madrid. Pero lo peor no fue eso, sino el remedio. Cuando Portugal se animó a poner en práctica su dibujo para saciar sus ansias de victoria (que las tuvo), ya era tarde e inútil: Tchité y Arana pudieron ducharse en el descanso. El burundés aún no ha marcado en casa y el extremo, que brilla como suplente, se encoge de titular.

Con el planteamiento elegido, el técnico obligó a Diop a dirigir cuando básicamente sabe robar y condenó a Munitis en la izquierda a pesar de que su única salida, dada su falta de chispa, es sabida por todos: jugar en la derecha y romper hacia adentro. Aun así, con este sistema el equipo cántabro tuvo la opción que esperaba, pero el destino quiso que Canales agradara a todos: a sus actuales hinchas por dejarse la vida y ser el mejor, mientras le duró la gasolina; y a sus futuros fans por no ser una piedra en el camino hacia la 32ª Liga.