Su año malo son 21 goles

Un día más podríamos hablar de Kun y De Gea, para no variar. Sensacionales ambos. Con ellos es fácil hacer poesía, hablar de genios imprevisibles y héroes inesperados, hartarse a adjetivar. Pero marcó Forlán. Otra vez. El uruguayo lleva todo el curso bajo la lupa, con problemas para escapar de la alargada sombra de los 35 goles que logró la temporada pasada. Una barbaridad de año en el que todo lo que tocaba iba dentro y donde la Bota de Oro fue el justo premio. El Calderón le veneraba.

Pero el culebrón sobre su futuro creó dudas en la afición sobre su compromiso y, luego, la inspiración se diluyó. Normal, era imposible seguir ese ritmo y, como Forlán no tiene el arte de Kun para que cualquier partido en el que juegue merezca ser visto, llegó el divorcio con la grada. Sin goles, el uruguayo sería uno más. Y digo sería porque, sin hacer ruido, ya lleva 21 tantos. Conviene recordar pues que la temporada mala de Forlán es inalcanzable para la mayoría de delanteros. Por eso es tan grande.