Los otros deportistas de élite
Hace unos días, Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, tras dar cuenta de las nuevas ayudas del Plan ADO, cerraba con una afirmación muy acertada. El responsable de nuestro deporte con más éxitos a su espalda venía a decir que el CSD haría un gran esfuerzo, a pesar de la crisis, pues había que compensar los grandes éxitos del deporte español. Muchas personas habrán pensado en el fútbol, el tenis y otras disciplinas olímpicas en las que, en los últimos tiempos, hemos cosechado grandes triunfos. Pero me gustaría señalar que hay muchos otros deportistas que merecen ese calificativo, y también ese merecido trato, que sin embargo muy poca gente conoce. Hace cuatro días, un accidente mortal en parapente ponía de actualidad no sólo la fatalidad de este desgraciado accidente, sino que dos hermanos del accidentado, Raúl y Félix Rodríguez, son campeones del mundo de acrobacia en esta misma especialidad. Justo ese mismo día Ramón Morillas venía a hablarme del nuevo proyecto que pensamos realizar este verano en el Karakorum: intentar batir de nuevo el récord mundial de altitud con un paramotor. El año pasado, Ramón logró sobrevolar con este aparato (un ala de nylon y un motor de 200 centímetros cúbicos a la espalda) una montaña de más de 7.800 metros, es decir, casi la altitud de crucero de un vuelo transoceánico. Se quejaba amargamente Ramón del nulo apoyo con el que cuenta a pesar de sus varios récords del mundo y de ser uno de los mejores de todos los tiempos en esta disciplina.
Casi al mismo tiempo, dos excelentes alpinistas, Jordi Corominas y Jordi Tosas, me hacían partícipe del siguiente reto que piensan acometer este otoño: escalar la cara sur del Lhotse en estilo alpino. Un reto calificado por un experto como "la escalada más difícil y peligrosa de la Tierra". Esta aventura, tan alejada de la crónica social y masificación que rodean en la actualidad ciertas montañas, viene a suponer jugar la final de la Champions del alpinismo moderno. Y ganarla requiere tanto talento, preparación y esfuerzo como la de fútbol, aunque haya que arriesgar mucho más. Ramón, los hermanos Rodríguez o los dos Jordis, como les conocemos sus amigos, son esos otros deportistas de élite, alejados del mundo fatuo, hecho a base de oropel y papel couché, que rodea a los multimillonarios que practican cualquier tipo de deporte-espectáculo. Unos y otros son, sin lugar a dudas, deportistas de élite. Pero les diferencia no sólo el dinero que cobran -en este caso que no cobran-, sino que unos además se juegan la vida. Los otros sólo pueden perder contratos.
Sebastián Álvaro, creador de Al filo de lo Imposible.