Bravo por los gordos escoceses

La victoria de Francia escondió otro episodio grande: el triunfo de Escocia en Croke Park. Y es que en rugby no suelen ser habituales las sorpresas. Pero ayer sucedió el milagro. Escocia llegaba sin presión, había evitado la Cuchara de Madera la jornada anterior contra Inglaterra. Los irlandeses, por el contrario, podían conseguir la Triple Corona y dejar Croke Park como héroes. Pero, contra todo pronóstico, Escocia ganó y dejó sin gloria a Irlanda. En rugby el triunfo pertenece a un colectivo. Los jugadores de más jerarquía suelen ser generalmente los artífices de la victoria, medios de melé, medios de apertura, los alas, los centros, los terceras. Poco se habla de la primera línea, los dos pilieres y el talonador. Jugadores que no aparecen en las entrevistas porque venden menos que el resto.

Pero ayer, gracias a estos 3 jugadores, Escocia ganó el partido. Allan Jacobsen (117 kilos), Ross Ford (114) y Euan Murray (120). Sobre ellos, Escocia cimentó su victoria. Ellos ganaron los balones, intimidaron a sus rivales, dieron confianza a sus tres cuartos, haciendo el trabajo sucio, un trabajo que ayer más que nunca se palpó perfectamente en el campo. Sólo sus compañeros saben lo que trabajan y aprecian su esfuerzo, porque sin ellos el resto del equipo no juega, los medios no tienen balones y los tres cuartos no lucen. Son los llamados gordos. Sin ellos no habría rugby y sin ellos Escocia no hubiera ganado este partido. Y lo más importante. En los terceros tiempos son los que más disfrutan, una mirada suya basta para sentir si has hecho bien tu trabajo. Bravo, gordos.