¿No hay nada que arreglar?
Primero se acudió a las lesiones para justificar el mal fútbol. Después se habló de que el calendario era apretado. Más tarde se culpó a los errores defensivos y, después, a la falta de eficacia. Jiménez utilizó mil argumentos para ocultar la verdad: el equipo lleva dos años sin jugar a nada. Los golpes mortales de Luis Fabiano y Navas y las manos divinas de Palop sostuvieron el proyecto. Pero el equipo se les ha caído de manera peligrosa. La pobre imagen dada anoche infectó la herida abierta ante el CSKA.
La prepotencia devora al Sevilla. Del Nido creyó que su sueño sólo depende de él y que el entrenador es una figura decorativa. Por eso puso a Jiménez, ya desacreditado por todos lados. Monchi no supo asumir que fichar por 8 millones de euros a Mosquera, Acosta, Romaric, etc... fueron graves errores. El entrenador culpó a cuatro periodistas de que la grada haya pedido en repetidas ocasiones su inminente destitución. El club no ha sabido reciclar el éxito y ha atentado contra cualquier crítica externa. La situación es delicada. Hay jugadores fuera de forma, Jiménez está sentenciado y el técnico señala con el dedo a muchos futbolistas. Pero no hay nada que arreglar, sigan pues...