Continúa teniendo un gran equipo
Ya. Ya. El dinero no compra el amor ni el éxito en el fútbol. Vale. Ese argumento está desgastado, ¿no os parece? No es que deje de ser verdad, claro, pero proponerlo como el único análisis del fracaso del Madrid en Europa se me hace un pelín simplón. Porque el Madrid no ha dejado de ser, de la noche a la mañana, un gran equipo. Uno capaz de ganar al Manchester United, al Arsenal o al que los grandes de Inglaterra temen más que a ninguno, el Barcelona. Esto lo vimos en el partido del Camp Nou en noviembre, que fácilmente podría haber acabado en empate o en victoria del Madrid. Y desde entonces, como constatamos contra el Sevilla, el equipo de Pellegrini ha mejorado.
Lo que pasó ante el Lyon (equipo inferior al Sevilla) es que padecieron aquello que recordó Alfredo Relaño en estas páginas hace un par de días: miedo escénico. Hubo una presión enorme y los jugadores no estuvieron psicológicamente a la altura. Fue el cagómetro, que siempre nos recuerda el brillante Tomás Guasch, pero al revés. Los jugadores del Madrid estaban demasiado nerviosos, sufrían demasiada tensión muscular, y no fueron capaces de liberar el talento y la claridad en el uso del balón que poseen. Y nadie se inhibió más que el pobre Kaká, que, por el motivo que sea, no ha salido de su laberinto desde que aterrizó en el Bernabéu. ¿Fue un error gastar tanto dinero en él? Parece que sí. Pero que levante la mano el listo que lo vio cuando Florentino lo fichó. Ya. Ninguno. A consolarse con la Liga, pues. Que, si los jugadores se recuperan del trauma, es una meta perfectamente asequible.