La bestia rojiblanca ha despertado. Han tenido que pasar dos tercios de campeonato para que veamos al verdadero Atlético. Ayer dieron un baño al Valencia, supieron remontar y es que la artillería pesada que tiene Quique (Reyes, Agüero, Forlán y Simao) es para paladares exquisitos. El de Utrera volvió a demostrar que está en estado de gracia y el Kun asumió los galones de estrella y, aunque consiguió un gol, si llega a tener una noche más acertada ante César, hubiera sido un escándalo. No voy a entrar a valorar la penosa actuación de Pérez Burrull, porque sería darle excesiva importancia y espero que los de Emery no se acojan al arbitraje para tapar sus errores. El Atlético se ha subido a la ola buena y el mérito hay que dárselo a Quique, que ha conseguido que ese vestuario ahora se crea capaz de poder pelear con cualquiera los tres puntos.

Reyes me tiene ganado para su causa. Su primer tiempo es para guardar en vídeo. Su entendimiento con Forlán y Agüero es digno de admiración, y ahora sabe que tiene un socio en el centro del campo como Tiago que le da unos pases de ensueño. El esfuerzo de Agüero tiene que ser valorado por todos los atléticos. Se está dejando el alma en cada partido. Es un fuera de serie en cuanto a calidad, pero además se enfunda el mono de trabajo a la hora de ir a pelear con los centrales rivales. Maradona ya tiene al compañero ideal para Messi en el Mundial de Suráfrica. El Atlético ahora ya puede comenzar a soñar con su escalada liguera. Mimbres tiene para ello. Tiempo hay, incluso de pelear por entrar en la próxima Champions. Este equipo es diferente, lo que parecía que iba para desastre puede acabar como el año del doblete. Lo dicho, resurge la bestia.