Marc Márquez, sin prisas pero sin pausas

La gran esperanza del motociclismo español, con todos mis respetos para los demás, en el próximo Mundial de 125cc se llama Marc Márquez. Ya con dos años de experiencia en los grandes premios, más maduro y, sobre todo, con una moto más competitiva, este chaval lo tiene todo en la mano para ser el campeón 2010 de la cilindrada. Ésta es una evidencia indiscutible que conviene no obviar, aunque también es aconsejable considerarla en el contexto adecuado. Quiero decir que la exigencia para Márquez será mucha, pero tampoco hay que olvidar que en esto del deporte, de las carreras, las garantías nunca existen. Para nadie. Y creo que es importante que Marc y quienes le rodean lo entiendan así, puesto que de otro modo un exceso de presión puede ser más nocivo de lo que pensamos.

Afortunadamente, el entorno del chico sabe de qué va este negocio, empezando por su principal valedor, Emilio Alzamora. Hasta ahora han ido quemando etapas sin prisas pero sin pausas y así deben continuar, puesto que es el único modo de evitar pasos en falso que tienen difícil enmienda. En mi opinión, no hay más presión que la que el propio deportista quiera imponerse. A este nivel de la élite, nadie puede decirles lo que se espera de ellos, porque ellos mismos conocen perfectamente lo que pueden ofrecer. Sobre todo cuando tienen el talante ganador de Márquez, nada conformista y absolutamente competitivo. Por eso se pegó el año pasado (y el anterior también) una pila de bofetones de los que asustan. Tiene claro lo que quiere y cómo conseguirlo, así que sólo debemos dejarle trabajar para que alcance su objetivo. Y seguro que no nos decepcionará...