Semana mágica. Primero finalistas de Copa y anoche ganamos al mejor equipo del mundo. Ya sólo falta la guinda y remachar la faena al jueves dando un buen repaso al Galatasaray. El Calderón vivió ante el Barça una de sus noches mágicas, de las de verdad, de las de fútbol de altos vuelos y con un equipo colchonero mentalizado que fue a jugar de tú a tú a la gente de Guardiola y que al final se salió con la suya. Para guardar en la memoria la exhibición de Reyes. Quique ha recuperado al utrerano y ayer sacó su mejor repertorio. La primera jugada del gol fue impagable y su trabajo durante todo el partido de una fe y una constancia a prueba de bombas. Va camino de ponérselo complicado a Del Bosque con la Selección. También se notó la disposición en terreno de juego. Quique supo leer el partido y a la contra desquició a los azulgrana.

Pero como este Atlético está en la onda buena hasta la defensa se olvidó de su imagen de mantequilla y con un De Gea asombroso y un Perea irreconocible por sus aciertos terminó por aburrir a Messi y compañía. El segundo tiempo se hizo eterno, no por las ocasiones del campeón, sino por el hambre de unos colchoneros que querían recuperar su autoestima. ¿Por qué no habrán actuado del mismo modo a lo largo de la temporada? Esta era la pregunta del millón que se hacía la afición atlética a la salida del partido. Sin embargo, era noche de fiesta y ni siquiera nos importan los favores a los blancos. Teníamos que ganar a lo grande y aprende Roncero: los de Guardiola no son intocables, ni nos han metido seis como a tu equipo. De Kun y Forlán es mejor ni hablar. Inconmensurable toda la noche. El argentino es un crack de época.