Volvemos a nuestro ambiente. El próximo mes de mayo los atléticos nos citamos en Neptuno. Tenemos hambre de títulos y como es normal ayer tuvimos que sufrir un poco con el gol en propia puerta de Valera. Afloraron los fantasmas del pasado más reciente. Con el empate se acabó la historia, pese a la victoria final del Racing. En una de las peores campañas de nuestra historia hasta podemos ganar un título que se resiste desde el doblete de la 95-96. Hay tres meses para alimentar la ilusión de que vamos a tener la Copa en nuestras vitrinas. Será el triunfo de los aficionados y lo más importante: el punto de inflexión para acabar con la racha de errores que se han cometido durante este tiempo. Se puede reconstruir un club de los más grandes de Europa y teniendo como referencia a un Agüero que sueña con engrandecer nuestro historial. No es cuestión de analizar lo que pasó ayer en tierras cántabras. Es el momento de partir de cero desde la felicidad de los aficionados.

Hoy debe empezar la conquista del éxito. Cerezo tiene que lidiar fino para pelear por el Calderón como escenario de la final. Los empleados colchoneros vivirán el maravilloso ambiente de la reserva de entradas para la final y hasta buscaremos antídotos contra el sombrero de Del Nido. Roncero te invitó a la fiesta ya que este año se anuncian nubarrones por tu casa. Así somos nosotros, generosos. Ahora vamos a seguir con nuestra semana mágica y ser los primeros que hagan morder el polvo al Barcelona, siempre y cuando los blancos dejen de enviar mensajes de apoyo condicional. Cansa la pantomima. Al final los buenos siempre renacen y este Atlético nunca morirá por la fe de su gente.