Me entristece que algunos colegas hayan tomado la denuncia del Villarato como una iniciativa estratégica para tapar la actual inferioridad por puntos, nunca mejor dicho, que separa al Madrid del Barça. AS viene denunciando la existencia del Villarato desde las Elecciones a la Presidencia de la FEF del 26 de noviembre de 2004 (Villar, 98 votos; Gerardo González, 78). En esos cinco años y medio, el Madrid ha ganado dos Ligas y una Supercopa, en el transcurso de los cuales este diario siguió denunciado el trato de favor arbitral al Barça a pesar de los dos alirones blancos en Cibeles.

No es una denuncia resultadista, sino basada en hechos reales. El Villarato es un sistema de autocensura regido por Sánchez Arminio. Los árbitros saben que si te equivocas a favor del Barça, te irá bien. Que se lo digan a Messi, que metió un gol con la mano como si fuese una jugada de voleibol en aquel Barça-Espanyol que decidía una liga. Tamudo, rebelde con causa, metió el gol que desactivó todo. El árbitro, Rodríguez Santiago, recibió la final de Copa como premio. El Madrid ganó esa liga de milagro. Calderón era su presidente. ¿De qué campaña hablas, Ramón?