Aquello sí era la Copa de Europa

Aquello sí era la Copa de Europa

No tengo arreglo. Soy un nostálgico vocacional. Cada vez que se miden el Madrid y el Maccabi, me vienen a la memoria los duelos inolvidables ante aquel equipo irrepetible formado por Aroesti, Perry, Silver, Berkovitz y Jamchi. Esas camisetas amarillas eran demonios, y más en el pabellón de La Mano de Elías, donde la grada rugía con una excepción que me obligó siempre a respetar y valorar al Maccabi: cada vez que saltaba el Madrid a la cancha y la megafonía nombraba a Corbalán, el público se ponía de pie a aplaudirle. Señores, aquello sí que era la Copa de Europa y no este híbrido monótono e insulso...

Tampoco les voy a marear con aquella noche de locos en la que Earl Williams saltó a la grada del extinto pabellón de la vieja Ciudad Deportiva y provocó con su gorilesca figura un aclarado que no terminó en tragedia por una llave de kárate del estilizado Perry. Quiero decir que la memoria nos deja muchas imágenes que reivindican la jerarquía de este clásico, que se ha ido devaluando por culpa del absurdo sistema de liguillas que ahora enmascara eso llamado Euroliga. Está bien, me olvidaré de etiquetas. Hoy disfrutaré del baloncesto, sin pensar en el envoltorio. Al fin y al cabo, es un Maccabi-Real Madrid...