Vitaly Petrov se ha convertido en el primer piloto ruso de la F-1 por los, calculan, doce millones de euros que aportará a la escudería Renault. La subasta de volantes ha vuelto a los grandes premios como una fuente más de financiación de los equipos, ahora que es tan difícil convencer a las empresas de que inviertan en el deporte o en cualquier otra cosa. Es la realidad que nos toca vivir y tampoco es plan de rasgarse las vestiduras, lo importante es la supervivencia de la especialidad a la espera de tiempos mejores. No es éste, sin embargo, el caso de Pedro de la Rosa. El catalán no regresa a la competición por el dinero que pueda poner en Sauber, insignificante, sino por el valor de su experiencia para el proyecto que hereda los mimbres de BMW.

El saber hacer, los conocimientos, el oficio y la seriedad que De la Rosa tiene como avales los conocen especialmente quienes están dentro de la F-1. Empezando por McLaren, que ha hecho todo lo posible por retener al español menos lo único que realmente le hubiera empujado a continuar con ellos: dejarle correr. Con Kobayashi como segundo piloto, Peter Sauber tiene muy claro que necesita a un líder con la solidez para sacar adelante la evolución de un coche en un año difícil. Ese hombre es Pedro, porque de lo contrario otros tenían más cubierto el riñón para 'levantarle' el puesto. Mercedes no ha tenido en cuenta la edad para recuperar a Schumacher, ¿por qué iba a hacerlo Sauber? Y que De la Rosa sea feliz, creo, nos hace serlo también a todos los aficionados