Hay que ver lo que cuesta ganar 2,5 millones de euros. Cristiano y Kaká jugaron por contrato para disfrute y deleite de Rezart Taci, ese multimillonario empresario albanés que ha inventado un trofeo, la Taçi Oil Cup, que ha logrado poner a Tirana en el mapa de Occidente. Pero fuera del contrato hay un entrenador que sabe lo que quiere, Pellegrini. El chileno incluyó en el once a esas dos viejas glorias que no son tan viejas y que siguen siendo gloria, aunque me quede solo en la defensa de lo que dieron y darán todavía. Raúl y Guti. Guti y Raúl. Sé que 65 años entre ambos invitan a darles el partido homenaje y organizar con el AS una promoción de sus mejores jugadas (el primer capitán necesitaría una caja de vídeos para meter sus goles).

Pero en Albania fueron de los pocos que jugaron con las luces encendidas. En mitad del apagón, emergió Guti con un fútbol de escuela. Cabeza alta, búsqueda del mejor pase sin prisa y asistencias de lujo en medio del patatal. Raúl, que parece que sólo corre y lucha sin sentido, elabora el fútbol que el ojo no ve. En el gol de Kaká, Raúl arrastró al central del combinado albano y dejó solo al brasileño. El 7 no entiende de amistosos y se partió la cara, buscando asociaciones con Cristiano, un torrente de energía pero obsesionado con que acabe su sequía goleadora. Sé que el escenario, el apagón y el autogol de Ramos en el arranque provocaron chanzas y alguna mofa. Pero me quedo con lo bueno. Los capitanes no han dicho su última palabra...