Cuando la soga aprieta rinden mejor

No lo digo por el entrenador, aunque también. Lo digo por los jugadores. Siempre he mantenido, que Valencia es ciudad de futbolistas. Hay otras en las que un técnico es el ídolo, pero aquí los futbolistas son los mimados. Algunos arribistas, con más cara que espalda y menos cerebro que un mosquito, han sido coreados por la grada (Viola, Romario, Burrito, Sabin Ilie, Tavano...). Casi nunca Valencia ha sido exigente con los futbolistas y, cuando lo ha sido, lo ha hecho con los de aquí (Albelda, Sánchez...).

Es por ello que en el análisis de la eliminación perpetrada en A Coruña, los cañones sólo apuntan al entrenador y dejan indemnes a los mismos once jugadores que en la primera parte ganaban 0-2 y en la segunda se tumban a la bartola y se dejan empatar. Ahí está el secreto que hace que un técnico se acerque a la perfección. Aquel que es capaz de conseguir que un grupo juegue igual ante el Xerez que ante el Barça. El Valencia, históricamente, siempre rinde mejor cuando la soga aprieta. Cuando se le colma de elogios y se miran la sombra, se convierten en un equipo ramplón. Por eso creo que, como han sido días de palos, le ganarán bien al Villarreal.