Una de las cosas que más me gustan de Alonso (que no son pocas) es que no necesita que nadie le meta presión, ya lo hace él solito... Éste es un rasgo característico de todos los grandes campeones y el asturiano lo tiene tan asumido que ayer no dudó en dejar muy claro que llega a Ferrari con un único objetivo: ganar. Puede parecer obvio que sea así y en cierta medida lo es, pero lo significativo es que el asturiano ni se tapa ni se anda con medias tintas: sabe que ha entrado en un equipo de leyenda y la única alternativa que le queda es contribuir a engrandecerla... haciéndolo también con la suya.

Confío ciegamente en este binomio mágico que forman Alonso y Ferrari. Tanto que hasta tengo ya en marcha un par de apuestas a su favor como campeón del mundo 2010. Sí, como lo oyen. Quizá sea una locura, pero desde luego que con argumentos. Y, desde luego, no voy a dejar de darme el gustazo de soñar con lo mejor cuando el desafío queda, precisamente, en manos de los mejores. Lo que Fernando puede aportar a la Scuderia lo iremos descubriendo poco a poco. Y nos vamos a llevar muchas alegrías en ese proceso...