La peor cara de las carreras

La peor cara de las carreras

Las trampas son una lacra para el deporte. Sea un penalti fingido en el fútbol, el dopaje en el ciclismo o las alteraciones mecánicas en el mundo motor. Desvirtúan el resultado y dan ventaja a los más avispados en detrimento de los mejores. Pero resultan tan deplorables como inherentes a la actividad deportiva. Quiero decir que los espabilados, los que abogan a la astucia en detrimento de sus rivales, son tan antiguos como la propia competición. Por eso me repugnan. Este año, la verdad, he sufrido mucho con todos los líos de la Fórmula 1, porque lo que a mí me gusta son las carreras y sus campeones, no los listillos que buscan sacar ventaja del fraude. Y por el mismo motivo pienso que hay que perseguir y castigar a los tramposos sin compasión, ya que dañan a la propia esencia del deporte.

Dicho todo esto, no tengo datos suficientes para saber si Marc Coma cambió irregularmente el neumático de su moto. Me gustaría creerle cuando asegura que no lo hizo, pero si lo pienso con la cabeza y no con el corazón, ¿qué va a decir? Creo que lo ocurrido no se ajusta a su estilo, que estamos hablando de un dakariano genuino y honesto, que conoce la crudeza de esta carrera y que la asume. Sin embargo, honestamente entiendo que para los demás este argumento no sea suficiente para defender su inocencia, sobre todo cuando estamos hablando de una organización francesa... La triste realidad de todo es que el Dakar se ha esfumado para Marc, se retire o no de la prueba. Una mala noticia, aunque sólo un episodio más de una edición 2010 que parecía gafada para el español.