Este Madrid juega con máscara

Me gustaría hablar un buen rato con Messina para que me explicase, con la mesura que te da la confianza que me ofrece su integridad moral y profesional, qué está pasando con este Madrid que deambula en la cancha como un alma en pena. Ante estos alemanes, hace unas semanas celebrábamos la exhibición de baloncesto total ofrecida en Oldemburgo. Anoche, Vistalegre era un pequeño funeral. Los Berserkers y los Ojos del Tigre animan lo que pueden, pero no cuela. Lo que hay en la pista te deja helado. Juego espeso, transiciones difusas, tiros muy precipitados... Ni física ni química.

Ganar es una buena terapia para salir del lado oscuro en el que se ha metido el ilusionante proyecto del maestro italiano. Pero conviene exigir mejores respuestas para una apuesta récord: el presupuesto de esta temporada es de 27 millones de euros. Es la hora de arropar a los veteranos comprometidos (Bullock, enorme una vez más, y Felipe Reyes, dando la cara aunque se la partan). Nuestro pívot campeón del mundo se pasó esta semana por la ortopedia de la calle Juan Bravo para hacerse una máscara que refleja el estado anímico del equipo. Todos están con la cara tapada, esperando que vuelva la alegría de la huerta. Nunca imaginé que la baja de Sergio Llull resultase tan dramática...