La marginación del balonmano

La marginación del balonmano

Lissavetzky recibe hoy a las chicas del balonmano. Me parece un buen gesto. El secretario de Estado para el Deporte siempre recibe a los deportistas que regresan con medallas, pero esta vez hace una excepción con la Selección femenina que vuelve del Mundial. Al fin y al cabo es la primera vez que las chicas han competido por el podio en dicha competición, lo cual les deja abiertas las puertas para ir a por todas en los Juegos Olímpicos de Londres a poco que reciban alguna ayuda o cariño, que es lo que más han echado en falta esta vez. El presidente de la Federación no apareció hasta las semifinales, del Consejo Superior de Deportes no fue nadie y tuvieron que jugar con camisetas que aún anunciaban la candidatura de Madrid 2016.

El balonmano, de todas maneras, no es un deporte que parezca gozar de nuestras preferencias en las alturas. Habiendo sido campeones mundiales, tres veces subcampeones europeos y medallistas olímpicos en las competiciones masculinas, jamás hemos organizado un Mundial en España, cuando Alemania lo ha hecho en seis ocasiones, Suecia nos lo haya quitado para 2011 tras haberlo celebrado tres veces anteriormente, y países como Portugal, Islandia, Egipto o Túnez también se lo hayan llevado en alguna ocasión. Pues qué mejor premio a nuestras chicas que ofrecerlas un próximo campeonato en España, que femenino por supuesto tampoco hemos organizado ninguno. Si el factor casa es una ayudita, pues que alguna vez la tengan.