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Francisco José Delgado

La leyenda del conejito de Duracell

Este Real Madrid ha llegado a no echar de menos a Reyes. Ha podido prescindir en partidos de Bullock. Pero hay un jugador que puede echar en falta con dos choques exigentes en tres días: Sergio Llull. La planificación de la plantilla dejó escaso el puesto de base. Con la lesión del menorquín, Prigioni no tiene recambio y eso genera problemas en el timón del equipo. Contra el Caja Laboral los blancos lo notarán porque Sergio estaba siendo de lo mejor del Madrid de este primer tercio de ACB. Era el tipo capaz de cambiar el ritmo a un partido con una entrada estratosférica o con un triple que rompía una zona.

Posee además el descaro que da la juventud y que este verano le hacía saltar a la cancha el primero de La Roja dejando atrás a toda la NBA española. Messina se ve obligado a prescindir de la versatilidad, viveza y la capacidad de sorpresa de su base más talentoso. A Llull en la Selección los fisios le llamaban el conejito de Duracell. Porque siempre tenía las pilas puestas, no les daba apenas trabajo, era imposible pensar en una lesión y no paraba quieto en la cancha un solo minuto. Desgraciadamente al conejito de Duracell se le han gastado las pilas y con ellas se ha ido una parte de la luz e imaginación de la que disponía el equipo blanco.