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La revancha de Pep, 17 años después

Salía anoche del estadio de Abu Dhabi, de ver ganar fácil a Estudiantes, cuando Guillermo Amor me recordó la final de la Intercontinental perdida por el Barça en Tokio en el 92. Aquel día, el Sao Paulo de Raí les hizo una buena faena. Cuenta Amor que el vestuario quedó tocado, que Guardiola era uno de los más afectados. El destino ha querido que pueda reparar aquella frustración, ahora como técnico. Y ahí puede estar la clave del Mundial. Históricamente, los equipos europeos no se lo toman tan en serio como los americanos. Vienen casi de turismo, antes a comprar electrónica a Tokio y ahora a ver el lujo asiático. Pero me decía Guillermo que conociendo a Pep, saldrán a muerte desde la semifinal. Es más, Pep ha pedido este último esfuerzo para acabar el año, como lo hizo en Roma en la Champions.

Por si acaso, los mexicanos del Atlante, van diciendo que se irían contentos si no les meten más de tres goles. Están mintiendo. Como cualquier equipo del mundo, sueñan con ganar. Si se logra el pase a la final, ocurrirá lo mismo con los argentinos de La Plata, los herederos del histórico Estudiantes de finales de los sesenta, con Bilardo a la cabeza. O sea, que no va a ser fácil. Tampoco sabemos cómo influirá el cansancio y el cambio de continente. Parece una tontería pero la diferencia horaria, tres horas más aquí, trastorna los hábitos más elementales, por ejemplo, en el sueño. Para añadir dificultades, Messi sigue entre algodones, aunque la impresión es que está para jugar pero se le reservará, si se puede, cara a la final. ¿Podrá con todo esto el espíritu de revancha de Pep? En unas horas saldremos de dudas.