Me quedo con el balonmano

Me quedo con el balonmano

Acaba el año y lo vamos a acabar con un buen sabor de boca, porque los éxitos continúan cayendo. Quizá lo mejor haya pasado, porque el Tour de Contador, el Eurobasket o el oro de Marta Domínguez en los Mundiales fueron algo grande, pero ahí están, más que el oro que nos debíamos en los Europeos de cross, las medallas por equipos y, por encima de ellas, el subcampeonato de Rosa Morató; también los podios de Mireia Belmonte y Wildeboer, que junto a los tres de días anteriores salen cinco en unos Europeos de natación; está el triunfo de Pablo Martín, quien ya viene avisando en el golf, y está, sobre todo, el paso que han dado las chicas del balonmano. Ellas también visten la Roja y jugarán por las medallas en todo un Mundial.

Esto sí que se puede convertir en todo un acontecimiento. Mucho más que ese oro conseguido por Bezabeh en los Europeos de cross. Porque su medalla nos la apuntaremos nosotros, pero Bezabeh es un atleta no sólo nacido y hecho en Etiopía, sino que preparó los Europeos en su país de origen, y normal no es, la verdad, que un atleta español prepare una competición en Etiopía. La medalla del balonmano, si es que al final se consigue, sí tendrá un mayor valor para el deporte español. De momento la Selección femenina está donde jamás ha llegado: a las semifinales del Mundial. Produce orgullo ver jugar a las chicas. Recuerdan a las de baloncesto. Lógico. No quieren ser menos y a pundonor nadie las gana. Así, de vacío no se van a volver.