La Champions te da y quita prestigio
Estoy seguro de que Del Bosque no se habría ido del Madrid si no titubea en exceso en Turín frente a la Juve, en la semifinal de la Champions de 2003. Queiroz cavó su tumba en Mónaco, un año después, en cuartos. Y así podríamos seguir con otros ejemplos. Pellegrini está ante su primera prueba, casi de broma comparada con lo que vendrá la próxima primavera. Aquí que se olvide de rotaciones y palmaditas para quedar bien. Aquí una relajación como en la Copa se paga con millones de euros que no se recaudan y kilos de prestigio tirados por la borda. Las dudas que albergó Florentino para volver al cargo se deben a que el equipo no logró pasar de octavos en los cinco últimos años. Eso ha hecho que pierda su papel protagonista en la mejor competición del mundo. Costará recuperarlo...
Pellegrini anunciaba anoche que saldrán a ganar. ¡Faltaría más! Ningún madridista le perdonaría que se refugiara en que le vale cualquier resultado, siempre que no pierda por tres goles de diferencia, para clasificarse. Otros despreciaron la pelea por ser primeros de grupo y luego se dieron de bruces con la realidad de tener que jugar con el gancho el segundo partido de octavos fuera de casa. Capello, Schuster y Juande están en esa nómina de listillos. Estas advertencias pueden parecer alarmistas pero el Olympique es un equipo solvente y capaz de la gesta. Dos apuntes: su técnico estuvo sentado en el banquillo del Mónaco cuando le hicieron tres en la eliminatoria de 2004, remontando un 4-2 de la ida y Morientes aún tiene resquemor con Florentino por su salida del club.