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El chileno empieza a dar con la tecla

Si no fuera porque Marcelo acabó siendo un estorbo, el planteamiento de Pellegrini en Barcelona tendría que ser tachado de brillante. Es justo reconocer su atrevimiento en el Camp Nou. Es la primera vez, además de la media hora inicial en Milán, que el Madrid da la talla en un partido grande. La fortaleza defensiva del último mes no era un espejismo. El domingo se dio una lección de cómo se deben achicar espacios. Empieza a estar claro que a Cristiano hay que darle libertad de movimientos como segundo delantero. Algo parecido ocurre con Higuaín. Pero en casa deberá buscar hueco a un tercer punta: Benzema. Igual ese puesto que sigue bailando con la presencia de Marcelo lo puede aprovechar para acomodar a tanto delantero.

Una de las asignaturas pendientes es sacar el máximo rendimiento de Kaká. El perfil izquierdo parece venirle mejor y por ahí nació la jugada clave que acabó marrando Cristiano. Pero al brasileño no se le ve cómodo. Debería asumir el papel de estrella por el que se le contrató. Una cosa es ser humilde y otra taparse. Otra carencia es que sigue empeñado en utilizar poco las bandas, salvo cuando suben los defensores. Si jugara abriendo más el campo, facilitaría la contundencia en el remate de Benzema, que, por cierto, se está quedando en el camino. Lo que es claro es que el chileno ha olvidado las rotaciones y está dispuesto a apostar por un once. Ya es algo. Aunque él nunca lo sabrá de manera oficial, en Barcelona se jugó el puesto. Y acabó ganando, pese a perder...