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Llorente se mete a entrenador

Cada día me explico más por qué Benítez terminó hasta el gorro de Llorente, quedándose con la imagen de ser el culpable de su marcha. No es del todo cierto. Rafa ponía en jaque al Consejo y al club (que lo sacó del paro) echándole la grada encima. Lo de la lámpara y el sofá con el fichaje de Canobbio. Pero luego tenía grandes virtudes como entrenador, demostradas con títulos que no quisieron valorarle (ahí le pasaron la factura) cuando le hicieron la oferta de renovación ¡con un ridículo diez por ciento de subida con dos Ligas a la espalda! Entre eso y el ofertón del Liverpool, Benítez incumplió su contrato y se fue. Por en medio tonterías como discutirle el alquiler de aparatos de video y unos salones en los hoteles de fuera para trabajar el partido. Ahí es donde falla Llorente: meterse en tonterías. Y no parece haber aprendido.

A yer en el viaje a Pamplona, volvió a debilitar a su entrenador defendiendo que seguía pensando que era un error no convocar a Miguel. Su argumento es tan chorra como simple: "A un niño malo no puedes castigarlo con no ir a la escuela". A Llorente le gusta delegar responsabilidad, para exigir, pero en verdad no delega, no confía. El presidente se vuelve a meter a entrenador, trasladando a la prensa (y no en privado con Unai) lo que estoy diciendo y le quita autoridad al entrenador. Una torpeza reiterada que ya se convierte en negligencia. Y eso va creando gatitos en el estómago del entrenador de turno y un día se repetirá la historia de Benítez.