Costa dio el equipo para la final de la Copa Davis (4 al 6 de diciembre, en Barcelona) y no se puede decir que hubiera sorpresas. De los seis jugadores que han contribuido en las eliminatorias anteriores a que llegáramos a esta final, están los cuatro titulares (Nadal, Verdasco, Ferrer y López) y de los otros dos (Ferrero y Robredo) saldrá el reserva. De estos mismos jugadores, cinco de ellos también protagonizaron el año pasado las eliminatorias que nos dieron la victoria en la Davis; el sexto fue Almagro, sustituido en esta edición por Ferrero. No hay, por lo tanto, apenas novedades porque España lleva ya tiempo jugando con un auténtico equipo, con cuatro titulares y otros tres jugadores para sustituir a algún lesionado.

Y no nos va nada mal. Campeones de la Davis el año pasado y con todo a favor en éste para renovar el título. A la final nos han llevado los cuatro puntos de Ferrer, los dos de Nadal y Ferrero, más el de Verdasco y los de los dobles López-Robredo y López-Verdasco, doble éste por cierto que lleva dos años invicto en la Davis. Hay equipo y por eso estamos ahí. Se fueron los Moyá, Corretja y Costa, el actual capitán, se mantiene Ferrero y llegaron jugadores tan buenos o mejores que los anteriores. Si falta Verdasco contra Serbia e Israel, no pasa nada; si falta Nadal ante Alemania e Israel, tampoco; si falta Ferrer frente a Alemania, se gana igual. Algún compañero acude siempre al rescate. Si en el tenis hay un auténtico equipo, ése es el de España.