La imagen del TGV y la constancia
La imagen de Contador en este 2009 la encuentro en el TGV, el tren de alta velocidad francés que llevó a todo el Tour hasta París desde las cercanías del Mont Ventoux para la última etapa. Alberto tenía su segundo amarillo en el zurrón, pero las cámaras no le apuntaban a él. Sentado junto a Paulinho, el madrileño tenía justo delante a Lance Armstrong, que bromeaba con Johan Bruyneel mientras actualizaba su Twitter a través de un teléfono de ultimísima generación. El americano parecía el vencedor, pero no lo era. Así se resumía el Tour de 2009, el segundo de este AS del Deporte que se cobró con el triunfo la amargura de tener al enemigo en casa.
Si hubiera un galardón a la constancia sería para él. Sería el reconocimiento a alguien que pudo entregar su vida en 2005, pero que decidió quedarse para luchar. A alguien que pudo escapar a la sombra de Manolo Saiz ("Estaba en el sitio equivocado en el momento equivocado"). A alguien que volvió al Tour para ganarlo después de no haber podido defender su amarillo de 2007 por culpa de la mala reputación de su director belga. Contador decide estos días su futuro con el mejor de los premios: una familia unida.