Un fuera de serie muy normal
Se trataba de reconstruir, así que nada mejor que encomendarle la tarea a un hombre nacido en Catania, la ciudad siciliana siete veces destruida por erupciones volcánicas, y otras tantas veces resurgida de sus cenizas. Pero dejemos eso en simple curiosidad. Si Florentino Pérez eligió a Ettore Messina para revitalizar al Madrid fue porque todo el mundo, y desde hacía años, le decía que era el mejor, el hombre idóneo para tal honor y tan difícil misión. Por eso, en plena madurez personal y deportiva, con medio siglo de edad y decenas de trofeos en su palmarés profesional, Ettore está por fin en el lugar que tenía destinado: el puente de mando del portaaviones más legendario y prestigioso del basket europeo.
No le busquen a Ettore facetas ocultas de extravagancia o genialidad. Su mérito es que ha triunfado imponiendo las virtudes de la sencillez, la normalidad. Sensatez, disciplina, cortesía y constancia en su trabajo. Y valoración máxima de la inteligencia en sus colaboradores. A Messina no le basta con disponer de buenos jugadores, de estrellas. Exige que, además, sean inteligentes y antepongan el bien del equipo al brillo individual. Aprendió lo mejor de Sandro Gamba, Alexandar Nikolic y Dan Peterson. Tres mitos del basket a los que honra como alumno distinguido. Ettore ha ganado muchos títulos como entrenador de equipo y seleccionador, pero sigue siendo un hombre sencillo, feliz padre de familia junto a su joven esposa, Laura, y su hijo Filipo. Un fuera de serie de lo más normal.