Cristiano ha hechizado el Bernabéu

Cristiano ha hechizado el Bernabéu

Cuando estaba en el Manchester, el madridismo miraba hacia su imponente figura con cierta envidia. Para la cultura latina, Cristiano Ronaldo representa todo lo que uno querría tener y casi nunca alcanza ni en el mejor de sus sueños. Alto, pintón, con un cuerpo lleno de chocolatinas que parece sacado de la Grecia clásica, atrevido, mediático y, por encima de todo, futbolista superlativo y tridimensional. Sus dos finales consecutivas de Champions y su Balón de Oro (2008) avalaron su tumultuosa presentación, reventando el Bernabéu como en las noches mágicas de los felices 80.

Si quedaban dudas, en su primer mes en Madrid firmó una tarjeta de resultados propia de un jugador que va a marcar una época: nueve goles en siete partidos. Diawara quiso perforar su tobillo diabólico, ése con el que hace regates imposibles. Pero el personal ha descubierto un profesional fanático a la altura del propio Raúl. Cristiano ha aburrido a los paparazzi con su ejemplar comportamiento. Vive por y para el fútbol. Vive por y para el Madrid. Me lo dice su agente y amigo del alma, Jorge Mendes: "Cristiano va a convertirse aquí en el mejor futbolista de todos los tiempos". Así sea.