Un desafío fascinante a doble o nada
El desafío de Quique con Reyes es fascinante por la ausencia de precedentes exitosos. No recuerdo un caso de un futbolista sumido en un bache de juego tan profundo y duradero, provocado por falta de ganas y no por lesiones, que salga de él y recupere su máximo nivel. El alambre sobre el que se ha de mover el técnico es muy fino porque, como con los hijos díscolos, si te pasas de duro, se rebela y si le mimas en exceso, se acomoda. Difícil, pues, pero si lo logra... Ay, si lo logra.
Porque no hablamos de un buen jugador sin más sino de un superclase. Hasta que mediada su aventura en el Arsenal decidió pasar, Reyes era una gozada. En la Premier aún se recuerda su irrupción, siendo el jugador del mes en agosto de 2004 y parte importante de un título de Liga y otro de Copa. Y de repente... se acabó. Wenger se rindió; en el Madrid dejó destellos claves para una Liga, pero sin continuidad, y su primer año en el Atleti fue sencillamente lamentable. El curso pasado, Quique ya logró que diera señales de vida en el Benfica, pero el técnico reconoce que no fue suficiente, que tiene mucho más que ofrecer. Un plus que sería dinero caído del cielo para este Atleti cogido con alfileres. Y lo más alucinante es que Reyes tiene 26 años recientitos. ¿Se imaginan? Lo dicho, un reto apasionante.