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Otra taza de caldo de la gallina vieja

Hace unas semanas reflexionábamos en este rincón sobre el triunfo y lo poco justas que resultan las estadísticas o las listas de trofeos conseguidos para calibrarlo. Ahí está el ejemplo de Valentino Rossi para confirmarlo. No es el que ha ganado más carreras (122 de Agostini frente a sus 103) ni más títulos del mundo ("sólo" 9 frente a los 16 de Agostini o los 12 +1 de nuestro Ángel Nieto). Sin embargo, nadie se atreve a discutir el hecho de que estamos ante el mejor piloto de todos los tiempos sobre dos ruedas. Este noveno título mundial lo han celebrado Rossi y sus colegas con un lema en sus camisetas que encierra mucha enjundia tras su aparente estrambote y que también tenemos en nuestra cultura popular: "Gallina vieja da buen caldo". Parece increíble que un tipo de 30 años pueda ser considerado una "gallina vieja", pero estamos en un tiempo donde la juventud ocupa los altares como si la edad fuese un mérito por sí mismo y las "gallinas viejas" de toda laya resultasen estorbos que hay que orillar. Pero Rossi es un rebelde hasta contra el calendario sobre todo porque no está dispuesto a dejar de disfrutar con lo que más le gusta: correr en moto. Y ganar.

Rossi ha sabido reinventarse sin descanso, convirtiendo la experiencia en un arma más potente que el motor de su moto, adaptándose a los cambios de cilindrada y a las nuevas motos que ha tenido en las manos. Jamás se ha acomodado y no le ha importado cambiar de estilo, de costumbres y hasta de ideario para seguir ganando, asumiendo de paso grandes riesgos como irse de una marca campeona a una escudería que llevaba años arrastrándose sin lustre por los circuitos. Y sobre todo ha sabido motivarse con los sucesivos rivales que le han salido al paso. Y es que Rossi comparte con Julio César la convicción de que el propio valor se mide por los enemigos que se le enfrentan. Y este año ha tenido uno que le ha hecho sudar, incluso literalmente, y además le acechaba desde el otro lado del panel que los separa en el mismo box.

Su jefe de equipo, Davide Brivio, ha afirmado que antes de llegar Lorenzo a Rossi le bastaba el talento e ir al 95% para ganar. Pero desde que llegó Jorge a GP "...si no está al 100% gana Lorenzo". Sin olvidar a Stoner y ese talento brutal para correr en moto que atesora y demostró una vez más bajo el diluvio de Malasia. Por eso Rossi dejó las juergas y las noches sin fin para pasar más tiempo en el box, en el gimnasio, en la piscina y en la cantera donde se entrena con motos de montaña. Y así, la "gallina vieja" nos ha dado otra taza del mejor caldo y promete para la temporada que viene más emociones y diversión con sus duelos con Lorenzo, Stoner y -ojalá- Pedrosa.

Sebastián Álvaro es creador de 'Al Filo de lo Imposible'.