El Madrid de baloncesto superó su primer partido de los considerados duros. En la cancha del Unicaja, que por llevar dos derrotas en dos jornadas no fue un rival fácil. Todo lo contrario. Los jugadores del Unicaja se dejaron la vida por ganar y Aíto, el ingenio. El primer cuarto que hicieron le pillan a un equipo despistado y le meten 30-5. Pero a este Madrid de Messina es difícil pillarle despistado. Y si lo está, Messina enseguida lo remedia. Esto no quiere decir que el Madrid sea invencible, en absoluto, que al Lagun Aro le ganó justito y al Unicaja, en la prórroga. Pero ayer superó una prueba realmente difícil y eso le concede mayor credibilidad que en pasadas temporadas. Son ya tres victorias y eso sin poder contar con Reyes.

Tiene mérito, porque este renovadísimo Madrid tiene grandes jugadores, pero ninguna figura. No tiene a Navarro, no tiene a Ricky, por no tener no tiene a Printezis, quien ayer tiró con fuerza y talento del Unicaja. Este Madrid no es un equipo donde un solo jugador vaya a destacar sobremanera sobre el resto. Entre otras cosas, porque Messina no quiere esto. Prigioni o Bullock podrán adquirir mayor relevancia por meter canastas decisivas, pero Messina quiere un equipo en el sentido literal de la palabra, de ayudas, de compañerismo, de entrega y de buscar la mejor jugada para que sea otro quien anote. No es mala cosa, porque el sistema no permite escaqueos y ya era hora de que el equipo dejara de ser refugio de desahogados.