O Abel anda muy fuerte
O Abel anda muy fuerte o todo lo contrario, porque lo que le escuché el otro día en la tertulia futbolera de Julio Pulido no puede obedecer sino a un convencimiento interior de que diga lo que diga, su destino no varía. El entrenador del Atlético de Madrid sugirió como fórmula inteligente para el club la muy británica de "dueños gaseosos". ¿Y eso qué-é-lo-qué-é?, pues algo tan sencillo como que los propietarios se aparten de la gestión del club en todo lo que no sea comprar o vender la entidad y aprobar las grandes decisiones en consejo de administración, o no. Mientras, los poseedores de la mayoría delegan la gestión en un equipo de técnicos financieros y deportivos que dirigen la entidad profesionalmente con toda la exigencia que eso implica. Abel recordó avispadamente que muchos seguidores británicos ignoran hasta el nombre de los dueños de su club. Eso no lo tengo yo tan claro en todos los casos.
Lo que es seguro es que la clá del Portsmouth raja por las esquinas de la señora madre del jeque que les ha comprado los colores y les lleva por la Premier League en vagón de tercera y la del Manchester City bendice a la misma que vilipendian unas millas más allá porque también engendró al que les está devolviendo la gloria. La diferencia es que el City es mucho equipo como para andarse con tonterías y el árabe ha firmado un grupo de dirección tremendo. Por precisar: el City, menos que el Aleti. Lo del míster ha pasado inadvertido para todos los medios de comunicación; nadie lo ha resaltado ni como elemento de debate con lo goloso que pinta. Pero no será porque Abel no sepa medir el colchonerímetro.